cuando vive enamorada
rebosante de alegría.
Si un día se desenamora,
vuelve a reanudar su vuelo
y vive, pensando en el día
en que, en noches de desvelo,
aguardaba hasta la aurora
para ver si amanecía
y el sol levantaba el velo
que su alma oscurecía.
Ya reanudado su vuelo
quiere encontrar el jardín,
y una flor donde posarse,
y fundir todo ese hielo
que su alma aprisionaba.
La mariposa de nuevo
recupera su alegría
y espera ansiosa el momento
de volver a enamorarse
como lo hizo aquel día.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
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