Tengo por
costumbre, cada mañana, tomar el café y leer la prensa en el restaurante
familiar.
Siempre comienzo
por el final, con la compañía, tan sabia como llena de enseñanzas y de fina
ironía, de mi entrañable y admirado columnista D. Manuel Alcántara y, tras su
lectura, hojeo sin dilación hasta los pasatiempos: entre crucigrama y
autodefinido consumo los últimos sorbos del café con leche.
Después, para no
tragarme las páginas de anuncios y deportes, suelo retomar la portada, leo los titulares y
poco más. A veces me detengo en las páginas de regional, por si se diese el
caso de hallar algo de mi interés y que tenga alguna relación con la cultura,
cosa que difícilmente logro ya que las cosas buenas, como la felicidad, se
presentan a ráfagas y estas no siempre rozan mi cara o simplemente no las
percibo si se dan.
Y poco más en las
primeras horas de mi día a día.
Como todo en la
vida es cambiante, vengo observando algo de lo que no tenía consciencia clara
hasta hoy: ¡He cambiado mis hábitos!
Y me da qué pensar.
En los últimos
tiempos, tomo la prensa y leo los posos del café.
Espero que no sea
nada grave que llegue a alterar mi grata rutina de cada mañana.
Por cierto, si
logro alcanzar resultados positivos en estos mis nuevos objetivos propuestos, os mantendré al tanto de los resultados.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Por la historia en cuestión estoy segura que los nuevos objetivos propuestos están en camino del éxito. Un saludo
ResponderEliminarVeremos si el camino es acertado o no, Antonia, jajaja
EliminarEn cualquier caso esto no son más que reflexiones puntuales en función de los estados de ánimo.
Abrazos.
Interesante percepción de esa regularidad....
ResponderEliminarUn cordial saludo
Bien lo aclaras, amigo Mark, percepciones de la vida en momentos puntuales del día.
EliminarSaludos.
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