No me atrevo a mirarte
porque tus ojos me embriagan
y, en mi dudar, un calor
sofocante, atrevido,
penetra mi alma
como el fragor de tus besos
atrapados en mi pecho.
Te siento...
Abrazaré tu hermoso torso,
reverdecido por el aroma intenso
de tu dorado vientre.
Amor, ¿me esperas?
Ya te llego.
Escalaré hasta tu boca
succionando los poros de tu piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario