La noche nos llega,
como regalo a la mente,
para disfrute de los recuerdos
del día pasado.
La mañana,
envuelta en su frescor,
nos invita a soñar
llenando nuestros corazones
de horas para la esperanza.
Y el ajetreo,
la vida,
la esperanza…
todo se aprecia,
en las ramas de los árboles,
brotando de los picos de los pájaros.
Mientras,
las invernales hojas
bailan en su lecho de tierra
movidas por el aire de tu ausencia
que me abarca por completo.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Bellas palabras dan forma a un bello poema.Saludos
ResponderEliminarGracias Antonia por tus palabras.
EliminarSiempre reconforta saber que el trabajo agrada al lector.
Un abrazo.