escucho el aullido del viento
a través de la ventana
abriéndose camino
entre la negra nube,
que tiñe de negro
la noche,
y mis ojos
se clavan en la memoria
de los soleados días
pasados junto a ti.
Desde la soledad de mi cama
escucho cómo se cuelan
alegres tus recuerdos
por la chimenea
mientras…
me dispongo a dormir.
Y el viento,
con su grito incesante,
en su invernal soledad,
entre la negra noche,
mientras mi cuerpo
vive de tus recuerdos,
de tus besos,
del tacto de tus manos,
entre los negros aullidos
del viento en la noche.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Que precioso poema.Enhorabuena por ser tan geníal Pedro.
ResponderEliminarGracias Puri.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Abrazos.
Precioso!
ResponderEliminarMe alegro, Maria del Carmen.
EliminarAbrazos.