Cómo disfruta la rosa
la mirada del clavel
cuando la mira de noche
pensando que no la ve.
Erguido sobre su tallo
aguanta la noche entera
mirando el agua del charco
en el que ahoga su pena.
Y la rosa disfrutando
se acuesta y duerme segura
que está el clavel vigilando
porque la noche está oscura.
Con la llegada del día
se lava con el rocío
que en su cáliz retenía
y el clavel, mirando el charco
en el que el agua dormía,
se despereza soñando
porque entre sueños veía
unos pétalos volando
sobre la charca tan fría,
con el agua conversando
por si al clavel conocía.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
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