Sentado en una esquina
veo caer la
tarde
como reflejo
pardo
de la luz en
la charca.
Aquel espejo
roto
no guarda tu
figura,
distorsiona
la estancia
y me roba el
aliento.
Hoy tampoco ha
llovido,
las nubes no
se asoman
a este
infierno de tierra,
solo el azul
del cielo.
Sentado en
esta esquina
no quiero
resignarme
a dejar mis
palabras
vagar en
soledad.
Quitaré a
mis cristales
el moho y la
tristeza,
los lustraré
de nuevo,
abriré las
pupilas.
Tal vez
mañana sea
de nuevo
primavera,
tal vez la
lluvia llegue
a empapar mi
camisa.
Entonces
correré
para calmar
tu llanto,
llenarte de
poesía
para matar
tu sed.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Hay que saber observar...desde tu esquina!
ResponderEliminarSaludos
El poeta siempre ha de ser observador del acontecer diario, de todo lo que se mueve a su alrededor y, aún así, no siempre atisba lo que desea.
EliminarSaludos.
El poeta, en su silencio observante, es notario de cuanto acontece.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dando fe de una tarde anodina, amigo Francisco.
EliminarMientras, espero la llegada de una lluvia que se niega a esta tierra.
Saludos.