La palabra llena a rebosar la amplia sala
con cálida ternura.
A veces atropellada, encontradiza otras.
Beligerante, ávida de encontrar respuestas acertadas
pero difícilmente lo logra.
Se pasea por el ambiente.
Todos la aman, alguien la entiende.
Quiere decir tantas y tantas cosas
que a cada uno de los asistentes
le susurra una opinión.
Un opinión afín, una opinión opuesta.
Una opinión.
¿Por qué no alías el conocimiento de quienes te emplean
y te haces una?
¿Acaso así dejarías de ser tu?
¡Que díscola y juguetona!
-
Deja ya de
divagar- apunta alguien.
-
Céntrate en el
tema- dice otro.
Pero ella juega y revolotea.
¡Es miércoles!
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Me ha gustado mucho. Mucho.
ResponderEliminarNené
Gracias Nené.
EliminarMe alegran estas palabras viniendo de ti que, por lo poco que te he leído aún, me has enganchado.
Gracias amiga.