Va la luna hacia su ocaso
terminando el recorrido
se percata de su olvido
y desacelera el paso
Con sus
cabellos dorados
y tras una
noche al raso
con los ojos
entornados
de dolor
amoratados
va la luna hacia su ocaso.
Va cargada
de tristeza
su
cuerpecito encogido
y agachada
su cabeza
marcha con
delicadeza
terminando el recorrido
El sol le
apunta de frente
pasó la
noche escondido
y al asomar
de repente
la pobre,
tan inocente,
se percata de su olvido.
Yo la miro y
adivino
que las
musas del parnaso,
entre las
ramas de un pino,
dificultan
su camino
y desacelera el paso.
Pedro Vera
Sánchez, Trinidad.
Admirable.¡¡¡
ResponderEliminarGracias amiga Purificación por tu comentario.
EliminarCon amigas como tú me siento dichoso.
Un abrazo.