La rosa siendo capullo
se estira sobre su tallo
con lozanía y orgullo.
La rosa una vez abierta
luciendo su colorido
con la mañana despierta.
Se estira y mira a su lado
presumiendo muy coqueta
porque se acerca su amado.
Al verle llegar se abruma
y despliega bien su corola
con el color de la luna.
Va el amado enamorado
a peinar bien sus espinas
donde quedará clavado.
Ya está en su tallo fundido
y permanece sonriente
por haberlo conseguido.
Porque el amor es así:
en la fusión con la amada
hallamos el frenesí.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Magnífico....
ResponderEliminarSaludos
Gracias Mark.
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