Como iris errante,
sin destino, sin fe,
he cruzado esta vida
buscando el eco de tu
sonrisa,
con la ceguedad única
de hallarla en los labios
de un niño,
en el canto de un ave
prisionera,
en el ritmo del aire...
hasta que mecido por un
baile de luces,
elevado sobre mil ramos
de amapolas,
noté cómo la fuerza de un
toro hostil
me arrastró en el camino
(ciego y sin retorno)
del destino
a la brevedad inapelable
de tu presencia.
El velo de la noche
no me impidió ver
la transparencia de tu
alma.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Qué bellas palabras ... rodeadas de una ternura intensa ..
ResponderEliminarSonoros y dulces besos
Gracias Aris. Otro beso para ti.
EliminarSi en los caminos ciegos y sin retorno, se puede ver esa transparencia, aún todo es posible.
ResponderEliminarHermoso. Un abrazo.
Pues sí Amando, todo es posible en el amor.
EliminarUn abrazo.
El velo de la noche no te impidió ver su transparencia,es que es un alma especial. Precioas metáforas.un gran abrazo
ResponderEliminarGracias Teresa.
EliminarEl amor suele vivir en la noche más que en el día cuando se encuentra lejos y las reminiscencias permanecen a pesar de todo.
Un abrazo.