Tiene el blanco de tu piel,
(claro
de luna)
coquetos lunares que la salpican
huyendo con timidez a refugiarse
(con
la esbeltez de tu cuello)
entre la fronda de tu pelo.
Tu busto
(tan
recoleto)
erguido con tanto orgullo
goza de su primavera
y vive ajeno a deseos
y a miradas que llegan
(tan
lejanas)
como ecos sin origen
perdidos en el tiempo.
Los hilos de mi garganta
(hoy
presos)
no pueden danzar libres
para llevarte baladas.
Pero mi pluma
(tan
ágil como tu cuerpo)
cabalgando entre las letras de un poema,
quiere acercarse a ti,
a susurrarte que ha decidido vivir
enamorada…
del blanco de tu piel
claro
de luna.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Luna que brilla bajo la oscuridad de la noche, mirarla, puede llevarte hasta los limites mas sublimes de la ensoñación.Gran poema
ResponderEliminarGracias Antonia por tu nueva visita y comentario..
EliminarSi a estos versos lo acompaña uno con la sonata homónima, el resultado es el éxtasis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues manos a la obra. Escuchemos la sonata mientras leemos Francisco.
EliminarSaludos.