... no me digas
que la lava rugiente
de tus manos
se fundirá en el frío de
otra piel.
Entonces remontaré
las aguas dormidas
de esos gélidos ríos
para llegar ante ti
y morir
de pie,
como un árbol.
(Trinidad)
Impetuoso fragmento, todo un poema en sí.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Francisco por la contundencia de tus palabras y más aún viniendo de ti.
EliminarUn placer tenerte de nuevo entre mis letras.