Mis palabras, humildes cual jirones
Al aire vuelan libres,
venturosas,
Respiran el aroma de las rosas
Inspirando, si existen, las
razones,
Al amparo de tantos corazones,
Gacelas con sus liras tan
preciosas,
Alarde que es envidia de las
diosas
Regocijo de tantas sinrazones.
Compartes mi trabajo diligente
Irradias amistad, y es tu
cultura
Alambique del verso
incandescente,
Cabrestante para esta botadura,
Obenque que atenaza el verbo ardiente,
Noray que sujeta mi armadura.
Despido este soneto con tristeza
Es cierto, pues mereces más
grandeza.
Pedro Vera (Trinidad)
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