A los pies de un promontorio,
albergue de un
erguida y centenaria chimenea,
te han
levantado de la nada.
¡Ciprés de mampuestos
ladrillos
que antaño
regurgitabas
nubes con
sabor a galena y plata,
tú, que has
visto ya tres siglos
y ahora
habitas el silencio,
vigila este
refugio de cultura!
Tres años de
vida dan fe
del lento
caminar del eco
de esas
voces infantiles
que pueblan
tus aulas y patios.
Arduo
trabajo el de acendrar,
día a día,
estas
pueriles mentes vacuas
como alfareros
del conocimiento.
Yo no puedo
hacer más
que dejar
aquí
impresas mis
palabras,
y mi mejores
deseos,
junto a ese
legajo de historia
que encierra
“La Chimenea de La Loma”,
dormido al
fresco
de su
estirada sombra.
(Pedro Vera
Sánchez, Trinidad.)
Me gusta maestro.
ResponderEliminarGracias Puri por tu visita.
EliminarYa tengo ganas de volver a Cáceres y darte un abrazo.
Simplemente magistral!
ResponderEliminarGracias amigo.
EliminarEstas palabras y las del resto de lectores son el acicate para continuar en la brecha.
Saludos.
Arduo trabajo el de acendrar las mentes pueriles, pero sublime... Precioso poema y preciosas imágenes las que transmiten tus versos. ¡Abrazos, Pedro!
ResponderEliminarQuerida Mara. Cuando los sentimientos afloran...
EliminarUn abrazo.