Según los
cánones que miden
el tiempo cronológico,
24 horas
correspondería a un día.
Dicho así,
resultaría tan simple
que parecería
banal
cualquier explicación.
Pero, si hubiésemos
de resumir
(en 24 horas)
un cúmulo de
sensaciones…
¿cómo se
mediría ese tiempo?
Lo efímero
de la vida,
el instante,
la caricia,
la compañía,
el beso…
si se
estira,
si se vive
las 24 horas del día,
¿cuál es su
duración real?
Yo no tengo
la medida.
Desconozco
esa forma de calibrar.
Pero, su
hubiese de definirlo,
me vería en
la obligación
de pedir otras
24 horas
de prórroga.
Y tal vez,
si se me exige el desarrollo,
la tanda de
penaltis.
Al final, la
carretera,
todo lo
engulle
en su negro
asfalto.
(Trinidad)
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