Ahora surco en un velero,
todas mis
naves hundidas,
la espesura
de tu pelo.
Con las velas desplegadas
me lanzo
sobre tu piel
que huele a
algas y a brea.
Los tenues rayos del alba
rechinando sobre
el casco
te dan el
color canela
que luce tu
tersa piel
y ya, lejos
de la costa
donde
estalla tu sonrisa,
celosas veo
a las sirenas
paseando por
la playa.
Las olas vienen y van
acariciando la
arena
mientras se
escapa un suspiro
desde la
vela mayor
porque el
sol en su agonía
se posó en
el horizonte.
¡Barco velero, no pares
y navega sin
cesar!
Haz que acaricie tu quilla
esa piel
color canela
que huele a
algas y a brea
y está
bañada de sal.
Navega barco velero
con tus
velas desplegadas
y aunque
giman las sirenas
llévame
donde yo quiero
a los brazos
de mi amada.
Navega barco velero
acariciando su
piel
y llévame
donde quiero.
(Trinidad)
No te pares velero.. y lleva al querido poeta al más bello y tierno puerto que te puedas encontrar ..
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Chon.
EliminarEste viejo velero está acostumbrado a surcar las aguas más bravías y no desmaya en el intento de continuar.
Un abrazote.
En la utopía de la libertad, la imagen de los veleros nos trasportan a parajes de amplios horizontes y llana felicidad.
ResponderEliminarBuenas líneas Pedro. Gracias por compartirlas.
Un abrazo.
Las gracias a ti por la visita, amigo.
EliminarEspero volver a verte pronto de nuevo.