La noche nos llega
como regalo a la mente,
para disfrute de los recuerdos
del día pasado.
La mañana,
envuelta en su frescor,
nos invita a soñar
llenando nuestros corazones
de horas para la esperanza.
Y el ajetreo,
la vida,
la esperanza...
todo se aprecia
en las ramas de los árboles
brotando de los picos de los pájaros.
Mientras,
las invernales hojas
bailan en su lecho de tierra
movidas por el aire de tu ausencia,
que me abarca por completo.
(Es hora de soñar. Rumorvisual, 2011)
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