Te imagino dormida en la noche
ajena a mi mirada y a todas.
Te observo viva, repleta de inseguridad,
paseando bajo el sol de primavera.
Te acompaño en tus ausencias
entre la soledad de tantos extraños
… y te quiero.
Y porque te quiero,
te imagino dormida, insegura,
rodeada de extraños,
pero viva, fuerte y decidida
a romper tantas ausencias y recelos.
Decidida a darte una bocanada de libertad
que te ayude a virar la nave
y guiarla a mi puerto.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
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