domingo, 27 de julio de 2014

New York

… llegó la lluvia
y se refugió en el bar,
pidió una cerveza
y prosiguió la conversación.

Tras su momento de gloria,
pasó el resto de la velada ausente,
sobre un poyo de la plaza,
bajo un árbol,
con la única compañía
de su diezmada cohorte de acólitos
y varios envases nuevos de cerveza
sobre los que campaban a sus anchas,
entre nerviosos vuelos,
los molestos mosquitos.

Camino del nuevo día
nos desplazamos, calle arriba,
bajo engalanados balcones,
a compartir amistad
y buenos deseos
entre risas y abrazos
de despedida.

New York
quedó en el ambiente
de la plaza
diluido en la soledad de la noche.


Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

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