jueves, 29 de agosto de 2013

... de la roja aurora.



El sol diluye la penumbra 

de mis manos ciegas
buscando tu figura
y asoma tu poderoso encanto
cuando tus labios callan

tras la primera caricia.



Figuras puras  
cual verdades 
dichas en susurros.



Susurros que galopan 
levemente
al encuentro de la roja aurora.

martes, 27 de agosto de 2013

Haikú (a cuatro manos) con la amiga Maribel Núñez Jiménez

(I)
Si se pudiera
a la colina y luna
atarle un lazo
...
se le ataría
con su nudo de seda
en un abrazo.

(II)
Un resplandor
esperando la luna
tras la montaña
...
Oculta siempre
torbellino de luces
de blanca leche.

(Maribel Núñez y Pedro Vera)

Me cuesta mirarte...



Me cuesta mirarte

porque tus ojos me embriagan

y un calor sofocante, atrevido,

penetra en mi alma

como el fragor de tus besos,

atrapados en mi pecho.



Pero la tentación me vence

y me lleva

a abrazar tu hermoso tronco,

reverdecido por el aroma intenso

de tu dorado vientre,

que me invita a sondar tu cuerpo

desde la oscuridad de tu pubis.



Amor, ¿me esperas?



Escalaré hasta tu boca

succionando los poros de tu piel.

                           (Trinidad)

lunes, 19 de agosto de 2013

La vida.



Vamos, sin proponérnoslo de manera consciente, hollando efímeros presentes caducos que quedan hacinados en el negro abismo de un pasado y que solo existen en el recuerdo.

Y a eso le llamamos vida, que no es más que un intento de hacer futuro a cada instante con total desconocimiento de dónde queda la meta, dónde le hallaremos.

El río, al menos, conoce su origen y disfruta del viaje, acariciando y lamiendo su lecho camino del mar con su alternancia, ora dulce remanso, ora intrépido torrente.

Y yo me sigo preguntando… ¿Qué es la vida?

La vida es recuerdo, instante que ya ha pasado mientras intentaba formularme la pregunta, pues no hallo ni presente ni futuro que acariciar entre mis dedos, como lo hace el río a lo largo de su cauce.

                                               (Trinidad)

jueves, 15 de agosto de 2013

Buenas noches...



Buenas noches

compañera fiel

testigo mudo

que pintas de blanco

los abismos

de mis noches

y eres confidente

de todos los besos

que dejé perdidos

en el camino

de cualquier boca

al amanecer

de unos labios.

         (Trinidad)

Gente preparada…




A pesar de las violentas sacudidas de esta terrible catarsis, la vida continúa su ritmo aunque, ciertamente, aminorando su paso hasta hacerlo tan pausado como, tal vez, requiere la vetusta y maltratada “piel de toro” que nos aloja.



En mis años mozos despedí a familiares, amigos y vecinos que, ansiosos de una vida mejor, cambiaron aquellas ligeras carabelas que alojaban las ilusiones de Colón y su séquito, por viejas maletas atadas con cuerdas que, con algún mendrugo de pan y un par de mudas a lo sumo, abarrotaban los convoyes que, cansinos y humeantes, trasegaban su presente a otros países donde les aguardara un futuro incierto que prometía ser mejor.



Pasaron los años, cambiaron los hábitos de vida, regresaron nuestros paisanos y… desaparecieron las viejas y entrañables locomotoras, tan hartas de vomitar carbonilla por sus erguidas chimeneas como ligeras de equipaje, para dar paso a lujosas máquinas que producen atascos monumentales a las entradas y salidas de cualquier ciudad en cualquier época del año.



El esfuerzo de muchas almas, con su corazón encallecido pero sabedoras de las necesidades de su prole, llevó al país, con sus agrietadas manos, a un estado de relativo bienestar que hizo posible invertir la dinámica y les permitió ver a sus hijos escolarizados y con unos niveles de cultura que jamás ellos habrían imaginado desde su más arraigado analfabetismo, noble herencia familiar tan común como denigrante e injusta.



Hoy, cuando el siglo XXI ha consumido un 13% de su haber, los hijos y nietos de aquellas denodadas generaciones, pululan nuestras calles, hacen posible la agricultura y el comercio, se desenvuelven con facilidad en las nuevas tecnologías y se expresan en varios idiomas. Obtuvieron el usufructo de tanto esfuerzo y cambiaron aquella dinámica para decir alto y claro que otra vida es posible si se pone empeño y tesón.



Son gente preparada…



Gente “pre-parada” que vuelve a divisar el mismo horizonte y a pisar las mismas huellas dejadas por sus antecesores pues, los cambios de ciclo, como la propia vida, no paran.

                                               (Trinidad)