jueves, 11 de julio de 2013

En estado de alienación.

Algún día seré famoso y acariciaré la gloria con mis manos.

Tendría lujosas mansiones, rodeadas de robustos muros, inaccesibles a miradas extrañas y envidiosas de mi poder, me zambulliría en solitarias playas paradisíacas, de doradas arenas, con la única compañía de las transparentes y cristalinas aguas del mar, ajeno al indiscreto objetivo de los miles de paparazzi que a diario me perseguirían y pasearía libremente rodeado de escoltas, guardaespaldas y diligentes secretarias atentas a cualesquiera de mis gestos, apetencias o sugerencias.

Algún día seré poseedor de ese y otros muchos otros premios que tan merecidos tengo.

Entre tanto, sólo puedo disponer de todos aquellos amigos que me quieren y valoran, no por lo que soy sino, más bien, por quién soy y siempre están dispuestos a ofrecerse a mis humildes  requerimientos.

El director del banco, que también es mi amigo,  cada día me repite, sin insistencia, que mi único problema es la falta de liquidez. A continuación me acompaña a una terraza colindante con la entidad y me invita a tomar un café o una cerveza en función de la hora del día en que le visito.

Acto seguido, arranco mi vieja vespino roja y regreso puntualmente a reunirme con la confortable y silenciosa soledad de mis árboles, cojo mi silla y la coloco bajo el pino de mi casa, a la sombra, entre la alegre algarabía de trinos de los pájaros que me acompañan en el descanso, medito, leo o escribo.

Es mi rutina, mi forma de vida.

Y soy feliz.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

2 comentarios:

  1. Es ya una gloria leer tus versos...


    Saludos

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    Respuestas
    1. Gracias de nuevo, Mark.
      Intentaré continuar haciendo posible el deleite de quienes, de forma tan amable como inmerecida, me visitáis.
      Saludos, amigo.

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