martes, 9 de agosto de 2011

No me atrevo a mirarte.

No me atrevo a mirarte
porque tus ojos me embriagan
 y, en mi dudar, un calor
sofocante, atrevido,
penetra mi alma                                          
como el fragor de tus besos
atrapados en mi pecho.

Te siento...

Abrazaré tu hermoso torso,
reverdecido por el aroma intenso
de tu dorado vientre.

Amor, ¿me esperas?

Ya te llego.

Escalaré hasta tu boca
succionando los poros de tu piel.

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