Sobre el pino de mi casa
sopla el viento,
brillantes y monótonas sinfonías
nadan al aire.
En el pino de mi casa,
anidan palomas y jilgueros,
y se cuela el Sol, a escondidas,
mientras camina al ocaso.
Ante el pino de mi casa
tengo mi hogar,
papel y pluma,
y una silla al fresco.
Bajo el pino de mi casa...
la música, un jilguero,
algún que otro rayo de sol,
y mi silla,
y mi pluma,
mi alma y yo.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad
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