Esa noche, al despedirnos, miré al cielo.
Estaba estrellado, exultante,
y algunas estrellas me hacían guiños,
(o a mí me lo parecía)
llamaban mi atención, me decían cosas.
Entre todas ellas, tal vez, creo que sí,
alguna era la tuya.
Lo creo por la intensidad de su brillo,
por la insistencia de su tintineo,
por su frescura y descaro,
por su fuerza, su belleza y misterio.
Las otras,
celosas del acontecimiento,
intentaron (con poco acierto),imitarla
pues son muchas las personas
a las que quiero y me quieren,
pero esa... destacaba sobre el resto.
Tal vez fuera una ensoñación
propia de la hora.
Si, eso sería, una ensoñación.
Estamos en hemisferios diferentes.
O tal vez ni eso.
Tal vez sólo fue un deseo.
El deseo de continuar a tu lado.
Tal vez.
Hermoso deseo.
Vera, Gracias.
ResponderEliminarTal vez sean ambas sueño y deseo; agrego realidad.
Es inevitable la emoción que siento al leer tu poesía.
Gracias, Nely. ¿Lo recuerdas?
ResponderEliminarFresco y cálido como una noche de verano
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Al no verte entre mis seguidores no te había ubicado. Perdón por el lapsus.
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