Otros tiempos, otras cosas.
Hace años, muchos años, cuando los abuelos éramos más pequeños que vosotros, o como vosotros más o menos, no vivíamos igual que ahora.
Lo más importante, creo yo, es que éramos muy felices y no discutíamos tanto como lo hacéis vosotros que discutís con los compañeros por los juegos, con los papás porque no os dan o no os compran algún deseo que tenéis, con los hermanos por otras tonterías, etc. Hasta discutís con la tele si no os ponen el programa que más os gusta y con el frigorífico si se han terminado los zumos o los “petit suisse”. ¿Sí o no?
Nosotros no discutíamos tanto, aunque también discutíamos como niños muchas veces. Pero era diferente. Os pongo algunos ejemplos:
- Como no había tele, no había programas preferidos y no había discusión.
- Como no había frigoríficos, tampoco discutíamos con el frigo. Ni con los
“petit suisse” .
- Como casi no había juguetes, tampoco discutíamos con los amigos. Bueno, la verdad es que sí que había algunos juguetes, pero pocos. Pero no era ningún problema: los fabricábamos y jugábamos porque jugar era muy importante.
- Tampoco discutíamos con los papás porque no había muchas cosas que desear ni dinero para comprarlas. Bueno, algunas veces sí que discutíamos con los papás por otras cosas. Bueno, como siempre, como vosotros, porque los papás no quieren ver las cosas como las veis vosotros o vosotros no podéis verlas como las ven vuestros papás. Eso creo que nos pasa a todos.
Eran otros tiempos como habéis visto. No se había inventado aún la tele, ni los móviles: ¡¡no teníamos móviles ni teléfonos en nuestras casas!! Éramos felices porque nadie nos molestaba a la hora de la siesta ni nos mandaban tantos mensajes.
Tampoco teníamos ordenadores porque no se habían inventado. Se tenía que escribir a mano o en otras máquinas que ya son muy viejas y casi no funcionan.
Entonces ¿cómo pensáis que pasábamos el tiempo? ¿creéis que nos aburríamos? Pues no: Las chicas tenían muñequitas de papel y los vestidos eran también de papel y las vestían y les cambiaban los trajes y los zapatos cuando querían. Y los niños no las dejábamos en paz, las hacíamos rabiar y les quitábamos a veces las muñecas para jugar nosotros. Luego se las devolvíamos, claro. Y a la comba jugábamos juntos los chicos y las chicas y nos enfadábamos porque nos hacían darle a la cuerda mientras ellas saltaban riéndose de nosotros.
También jugábamos a la rayuela con las niñas, en la calle. Sí, sí, en la calle, porque antes, cuando éramos niños, no había tantos coches por las calles. Ni tantas motos con esos ruidos de los ”tubarros” que nos vuelven locos. Y lo que más me gustaba era jugar a la gallina ciega, al corre calle y a las cuatro esquinas; lo malo era que a veces no nos juntábamos 5 amigos o amigas para jugar y no había nadie para quedarse, pero jugábamos a otras cosas.
Bueno, no sé si os gustaría vivir como vivíamos los abuelos pero seguro que seríais muy felices, como lo fuimos nosotros. O tal vez discutiríais porque no había frigo, ni tele, ni móvil,…
Eran otros tiempos, hace mucho tiempo.
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