Muchas veces me pregunto
por qué permaneces a mi lado
si nada tengo que ofrecerte
salvo la lluvia en primavera
y alguna racha de viento
que arrastra hojas muertas
del jardín de mis vecinos.
Nada tengo, al fin y al cabo,
que ofrecerte
salvo mi compañía…
y el calor de mis palabras.
Y eso es todo.
Y aún me pregunto
¿por qué permaneces a mi lado?
Dímelo tú,
que dices entenderme.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar