SERIE AMISTAD
(I)
Buscando un amigo,
a veces me pierdo
y pierdo tiempo, mucho tiempo
y no encuentro más que
la sutil línea del horizonte.
Buscando un amigo,
a veces desoigo la hospitalidad
de muchas palabras que suenan
tan cálidas como el verano.
Buscando un amigo,
mantengo siempre desbrozado
el camino de mi casa,
no sea que se extravíe.
En esos escarceos,
empleando tanto tiempo
y mis palabras más dulces,
oigo como el mundo grita,
porque sus estigmas...
brotan soledad.
(II)
La palabra amigo,
al viajar de boca en boca,
llega a su destino extenuada.
Su viaje suele ser fugaz y breve
para tomarte por asalto.
(III)
Cuando me he decidido
a contar mis amigos
he notado cómo mis manos
mostraban sus falanges amputadas
y las estrellas resbalaban por mi cara.
Entonces he despertado
para volver a intentarlo...
(IV)
Para emprender
la búsqueda incesante
de la amistad,
te habrás de pertrechar
de agudeza,
de astucia,
pues en ese viaje
no hallarás más que
sonoras palabras
allí donde esperabas
la hospitalidad
del iris rojo.
El camino que allí lleva
tiene mucha cizaña
que suele ocultar
(si acaso está)
al amigo.
(V)
Aún a mi edad
el uso de la lengua
me plantea graves problemas
de comprensión.
Será que la AMISTAD
se toma como valor
que no cotiza...
(VI)
Cuando pronuncies
la palabra amigo
cuida la posición de tus labios,
no tornen tempestades
lo que habrían de ser
cálidas brisas.
(VII)
Si notas tu voz entrecortada
al pronunciar la palabra amigo,
procura emplear
cualquier otro sinónimo.
(VIII)
La palabra amigo
se debe emplear como el dinero:
con mesura.
Si te muestras generoso
en su uso
debes prever las carencias
de un crudo invierno
que te aguarda cargado de soledad.
(IX)
A pesar del malestar y la resaca
aún recuerdo vagamente
las caricias de aquellas
solícitas amigas
mientras se agotaba el cava.
Ahora han cambiado de domicilio
y se olvidaron de anotarme
su número de móvil.
(X)
Refrena tu mente:
Que sea tu corazón
quien elija al amigo.
Aún así, te acechará el intrusismo.
(XI)
Pronunciar la palabra amigo
puede demostrar afecto,
pero la amistad...
ha de tener otros matices.
El empeño, por sí solo,
no es suficiente, a veces,
para colorear el campo
si las nubes ocultan
todo el color del sol.
(XII)
Trae ante mí un amigo,
uno sólo.
Mi casa no tiene más que
una puerta de acceso.
(XIII)
Donde encuentres un amigo,
planta un árbol,
levanta los muros de tu casa...
y espera.
(XIV)
Porqué me alojas en tu casa
y me sientas a tu mesa
si no me conoces,
amigo.
(XV)
Si te decides a buscar un amigo
no midas el tiempo que empleas.
Los campos, en Primavera,
dejan que la cizaña
se mezcle entre las flores.
(XVI)
La joya
cautiva por sus destellos
y el contemplarla
suele ocultar la mano que la porta,
mientras que el brillo
de los ojos de un amigo
te dejará ver su corazón.
(XVII)
Has sido capaz, amiga,
de dibujar mi cara en carboncillo
pero te has olvidado
del color de mi mirada.
(XVIII)
Cuando consigas
que la noche te ilumine
habrás estado entre amigos
o, tal vez...
sólo haya sido un sueño.
(XIX)
La noche me da miedo.
Miedo por si hubieras de encontrarme
y me hallaras mudo.
En tal caso,
culpa siempre a la noche,
nunca al amigo.
(XX)
Me llamaste amigo
y no te creí.
Tampoco escuché tu saludo,
entonces inaudible.
Ahora que el viento
me arrastra a tu casa
puedo observar tu sonrisa.
(XXI)
Pobre hombre:
Su único amigo
le visitaba cada mañana
al contemplar el espejo.
(XXII)
¿Cómo puede
un corazón tan frío
llamarte amigo?
La nieve no soporta
los rayos del sol.
(XXIII)
Mi casa es grande
(y diáfana )
y no tiene escalones
(ni valla)
para facilitarte la entrada
AMIGO.
(XXIV)
Procura que tus amigos
sean felices
pero consciente siempre
de que ambas cosas
son gratuitas.
La amistad es como una flor, si escasea el riego se seca, perpo igual se seca si nos pasamos al regarla.
ResponderEliminarYo, por suerte, cuento con tu amistad, igual, tú cuantas con la mia.
Gracias Andrés.
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