Luna, prendida al cielo, partida en dos mitades.
Mantecado navideño cogido con pespuntes al aire.
Media luna solitaria que a las estrellas espantas,
no cantes tu soledad, ni llores, que estás bella.
Suelta tus cabellos a la ingravidez
y danza contenta en la noche serena
cuando en el mar te bañas y del mar te burlas
sin dejarte acariciar.
¡No mientas al marinero que no te puede pescar!
Ese lunar que te acompaña en los primeros pasos
al ver que su brillo ciegas, se oculta
te deja sola, Luna.
Soberana del plantel nocturno,
borrón en el mar de puntos,
que ha puesto adrede el artista en medio de su paleta.
Yo, desde allí, entre el susurro lejano de las olas,
al borde de la rivera te miraba, Luna,
sin dejar de enamorar los instantes
que entre tímidas nubes aflorabas.
Torre, torre de Cope.
¡Álzame, súbeme allá arriba
que quiero estar con la Luna!
Tu, torre, que tanto la has disfrutado,
déjame allí con la Luna, media luna.
Tu rezumas de sus baños de primavera y otoño.
Tu, que cada noche te confiesas
y le cuentas mil historias ya pasadas,
dile que yo muero cada mes de luna nueva
para volver a nacer cuando diviso la Luna.
Dile a la Luna, media luna,
Que son dos alas mis sueños para llevarme a la Luna.
Pedro Vera Sánchez, Trinidad.
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