jueves, 14 de octubre de 2010

Yo lloraré por ti.

No dejes que el llanto
te impida ver
la transparencia del aire.
Deja que el tiempo pase.
Entretanto…
cruza la noche
y vuela
a lomos de la esperanza.

Las abejas
anhelan la dulzura de tu cara,
y la ocultan
para libar el néctar
del frescor de tu sonrisa.

No dejes que una sola lágrima
resbale por tu mejilla,
si no es tu corazón
quien lo decide.

Deja que llore yo por ti.

Mi llanto nada importa
si logro que la belleza de tu cara
permanezca intacta.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

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